2020: viajar desde el sillón

Cuidadores de Destinos
2 min readDec 9, 2020

Este año tuvimos que aprender a viajar desde nuestras ventanas. Cada quien tendrá su ventana preferida: la de la habitación, la que da a la calle, la pantalla de la computadora o celular, o la que da hacia adentro de un@ mism@.
Hemos pausado salidas, congelado planes y perdido pasajes.
Llevamos unos 9 meses viviendo en este adentro, como en un viaje forzado hacia una incubación neonatal. Es curioso verlo así.
Dejamos de estar en el afuera y eso nos ha regalado algunas novedades.

¿Será que este año hemos recorrido más que en todas nuestras vidas en las que habitábamos el exterior?
Por ejemplo yo he recorrido el vasto territorio que llamamos Chile desde el sillón, usando como vehículo un lápiz y una libreta que ya se está quedando sin hojas en blanco (ha sido un largo viaje).
En mis viajes he paseado por mis desiertos, donde me he perdido entre la sed y soledad, y me he vuelto a encontrar en el cobijo del cielo estrellado, que me recuerda que en realidad no estoy sola.
También me he sumergido en la bravura del océano pacífico, buscando sortear las marejadas más agudas, como queriendo obtener un reconocimiento por mi valentía.
Otras veces me he decidido por emprender la aventura de alcanzar las cumbres de los Andes, sobrevolando esos valles verdes que guardan entre sus paredes. Para esto último no tengo justificación.
Los lagos son el lugar a los que acudo cuando mis pies ya no dan más de tanto andar. Pataleo suavemente para absorver lo más posible de esa agua fría.

¿Qué será de todos esos lugares a los que viajo desde mi sillón?
Me gusta imaginar que en estos 9 meses de abandono turístico, las raíces de los bosques crecieron más rápido y fuertes, que las personas se amigaron más porque fueron diluyéndose las peleas, que las aguas ahora dejan ver el fondo del río y del lago y que la marea trae conchitas y no plásticos.
Pero no, así como el desarrollo del turismo no es la respuesta para todos los problemas, su desaparición no soluciona cada asunto.

Vuelvo a mi sillón, pero esta vez no voy a viajar a ningún lugar. Esta vez voy a mirar hacia atrás, a mis viajes del pasado. Voy a pensar en las personas que me recibieron en sus casas, ciudades y playas. Les enviaré un mensaje dentro de una botella por los océanos de imaginaciones que comparto con mis compañer@s y les contaré que dentro de cada un@ quedan muchos destinos por explorar, así inspirarl@s a diseñar nuevos equipajes y encuentros en diferentes terminales.

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Promovemos una gestión turística que ponga en el centro el buen vivir de los territorios.